lunes, 27 de septiembre de 2010

Me gusta.


Me gusta mirar las nubes, imaginarme miles de figuras y fotografiar cosas que nadie más ve. Me gustan los secretos, las señales, y las frases con doble sentido. La luz, el calor y sobretodo la playa. Me encantan las puestas de sol, la luna, las estrellas y el mar. No me gusta lo común, pero si lo inesperado. Me gusta chupar el cola cao que se queda pegado a la cuchara, el olor a gasolina, escribir en los cristales empañados, y los detalles insignificantes. Me gusta colgar en la pared fotografías y todo tipo de objetos que me recuerden momentos. La nostalgia, la melancolía y los recuerdos, aunque pesen. Me gusta escribir donde no se puede, y leerlo al cabo del tiempo. Las hadas y las mariposas. No me gustan los silencios incómodos, pero si los que están repletos de significados. Me gustan las historias de amores improbables, pero no imposibles. Los sueños que me dicen cosas que no se o no quiero saber y las canciones que me hacen recordar. Robar sonrisas, suspiros y algún que otro te quiero. Me gustan las vistas desde los puentes pero no las alturas. Descubrir lugares escondidos y las calles antiguas, pero por encima de todas las cosas me gusta mi pasado, mi presente y, porqué no, mi futuro.

martes, 14 de septiembre de 2010

Siempre arriba.


Cuando voy caminando, puedo caerme. Pero, ¿qué hago cuando me caigo? Levantarme, todo el mundo sabe levantarse, porque si me pongo a andar no llegaría a ninguna parte. Pero a veces en la vida, cuando nos caemos, podemos sentir que no tenemos fuerzas para levantarnos de nuevo. ¿Creéis que tenemos esperanza? ¿Debería ser imposible levantarse? No. Puedo intentar levantarme cientos veces y volverme a caer de nuevo, pero si fracaso y me doy por vencida, ¿creéis que así podré levantarme? No. Si fracaso lo volveré a intentar, una y otra vez, la caída no es el fin, lo importante es cómo voy a terminar.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Decisiones.


Decisiones, decisiones, decisiones. En cada momento de nuestra vida estamos obligados a tomar decisiones. Decidimos si salir o quedarnos en casa, lo que ponernos o no ponernos, lo que está bien o lo que está mal, lo que decir o lo que callar, lo que es correcto o lo que no. Muchas veces acertamos, mientras que otras nos equivocamos de pleno. El problema de tomar decisiones es saber lo que ponernos, lo que está bien, lo que decir, y lo más importante y complicado, lo que es correcto. Hacer lo correcto a veces implica llevar a cabo acciones que nos dejan en una posición frágil. Nunca he sido buena tomando decisiones y cuando las he tomado, nunca he sabido si era lo correcto.